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Se oye el timbre y Lidia va a abrir la puerta, es Ana, su nueva inquilina que llega con el camión de mudanzas.

- Hola Lidia, cómo estás, ¿está bien que el camión se estacione aquí?

- Sí, sí, está perfecto. Antes, puedes pasar un momento por favor, te voy a entregar las llaves.

Ana siente cierta atracción por Lidia, le parece una chica tierna y a la vez misteriosa. Lidia está vestida con un jean ancho, con agujeros y ligeramente remangado, y trae puesto un polo negro corto que deja ver su vientre plano. Camina delicadamente por el pasillo hacia su casa, con una timidez particular, sonríe e invita a Ana a pasar a la cocina.

- Bueno, aquí tengo el contrato que revisamos ayer, sólo falta tu firma. Y aquí tienes las llaves de la puerta principal y de tu habitación.

- Ok

Ana firma el contrato, recibe las llaves, agradece y se despide de Lidia dándole un beso en la mejilla, siente su cálido aroma y se sonroja. Sale rápidamente de la cocina y se pregunta si debió despedirse así, porque bien pudo decir “gracias” y “hasta luego”, o “nos vemos”. ¿Qué habrá pensado Lidia?